En este último paseo , que anuncia el soleado día de mañana, mientras Koro busca rastros,
yo medito sobre mi post anterior. Y pienso que cada uno de nosotros hemos entendido, según nuestro personal ángulo, aquello que hemos querido entender o que nos hace crecer, según el espacio en el que estamos.
Yo entendí que hemos de esforzarnos por comprender que cada uno de nosotros está en un diferente escalón en el ascenso hacia la sabiduría, la comprensión o la felicidad y que hay que respetar la evolución de los otros y no pretender ponerlos en nuestro nivel (sea el suyo superior o inferior al nuestro).
Por eso mismo, aquello que otros piensen sobre nosotros no debe importarnos.
En general, soy una mujer feliz y a veces pretendo enseñar a otros ese camino, sobre todo si sufren. Vano intento y gran estupidez: cada uno tiene sus pasos contados y personalizados para alcanzar lo que necesita en cada momento.
Y envidio a Koro: no necesita pensar, se entrega a su olfato y ,acaso sin saberlo, es feliz.