He ahí mi cosecha de ajos, recién arrancados de la tierra,
sobre una red hecha de cuerdas, hechas, a su vez, de las pacas de hierba de los caballos. Los ajos no son de terreno lluvioso y , si consigo esas hermosas cabezas es gracias a que los siembro en lo más alto del huerto y les echo la ceniza de la chimenea durante todo el año.
Y recordé toda la mañana a Alma de Adra que en su comentario de dijo que durante las vacaciones "trabajaré como una hormiga y cantaré como una cigarra"...así fué:
cuando llevaba veinte carretillas (cargar y trasladar, descargar y colocar),
acabé el trabajo de la leña,
que, bajo techo, esperará al invierno.
Para descansar entre carretillas, hacía cosas livianas, como preparar la depuradora
y controlar los niveles de cloro y PH,
que ya apetece mucho darse un buen baño.
Y, pensando en la comida de mañana, corté ese cogollo de brécol
y esos guisantes.
Y, ahora me voy, que, antes de que acabe el día, tengo que regar, para que la tierra recupere la frescura a la que está acostumbrada.
Hoy hablé, como casi todas las semanas, con Dilaida, del blog "Groucho". Se va recuperando y manda, para todos vosotros, un saludo.
Buen fin de semana.