Soy anti-regalos y anti-homenajes. Creo que no sirve de nada tratar de demostrar en un momento los sentimientos de una vida entera.
Pero los pequeños de la casa (Abel, Víctor y Patricia) se lo pasaron divinamente preparando la "sorpresa"
Al menos, acertaron en todo lo que me gusta y me resulta cómodo
imprescindible
y compartible.
El diecisiete de mayo nos juntamos toda la familia (con notables ausencias), para conmemorar el cumple de mi madre (serían 101 si viviera), como hacemos desde hace once años.
También en el Instituto guardé silencio con la intención de desaparecer a la francesa. Pero tuve que comunicarlo a la directiva para que pudieran organizarse y solicitar sustituto.
Y aunque les rogué que no hiciesen absolutamente nada y respetaran mi deseo de desaparición silenciosa, se empeñaron en acariñarme con ese libro de Mafalda dedicado y una "Wisteria sinensis" que trepará por el balcón del casino.
Lo más curioso de esto de estar jubilada es que no tengo tiempo de nada...