jueves, 14 de mayo de 2009

La píldora del día después

Esta semana está llena de cosas que me hacen reflexionar, para abundar en una cabeza, ya de por sí refleviva (en mi tierra se dice "reflexiva de seu"). Y hay momentos en los que me siento "acosada", porque no me dan tiempo a analizar en profundidad, lo que requiere un estudio.
Ayer vino Zabal al Instituto a hablarnos del Quijote. Es un lujo. Un lujo como compañero, como escritor y como conferenciante. (Un día pondré cara al nombre que os he dado tantas veces, que ayer le hice una foto).
Y anteayer oí en la tele y leí en los periódicos que va a estar a la venta, sin receta, la píldora del día después.
Carlos (mi jefe de estudios) me decía ayer "yo no me considero un carca, pero no sé si estar a favor".
Yo, que tengo edad para ser carca, pero creo que no lo soy, también tengo mis dudas, porque creo que al final, como siempre, todo el peso de la "no concepción" caerá sobre la chica. Y pienso que no hay derecho: las responsabilidades (o el riesgo de que las haya) hay que asumirlas entre dos y, de esta forma, aunque uno "se olvide", el otro puede cargar con la posterior carga de lo que sea, contraindicaciones y efectos secundarios incluídos. Cuando es tan fácil ponerse una fundita, que protege mejor y de más cosas...
Pero, llegada la hora, él dirá "es que no me quieres lo suficiente" y ella, que lo acaba de conocer se preguntará a sí misma por qué lo quiere tanto...Si levantara la cabeza vería, a todo galope, por el camino, dándose codazos por llegar pronto, un sinfín de sensaciones jamás sentidas...