Por la mañana me encontré con el director del Instituto en el que trabajo. Iba cargado de papeles, como siempre; corriendo , como siempre y me dijo: acuérdate de la orla.
Cada año, en mi centro, a final de curso, los profesores de segundo de Bachillerato y los del Ciclo Superior tenemos que salir en un "recordatorio" de promoción...
Allá me fuí, a una salita que hay en el hall, a sentarme ante un foco cruel, a mostrar las arrugas (confieso que he vivido): a dar la cara.
Y un señor sonriente, con cara culpable, me hizo la foto.