miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿Igualdad?












Hela ahí, la recogida de tomates de hoy, porque llevaba varios días dedicada a otras cosas (a compadecerme de mi misma, a "celebrar" el otoño y, sin darme cuenta, a sufrir el ligero dolor de estómago que se manifiesta indefectiblemente en primavera y otoño, como un anuncio de cambio de estación y que, a pesar de ser repetitivo, no se me hace evidente a hasta que me siento ante mi misma y me digo " A ver, tu, triste, ¿qué demonios te pasa?" Y es entonces cuando me doy cuenta).
Y, sabido el por qué de la melancolía, me dedico a la vida cotidiana que tan feliz me hace en cualquier estación del año. Y tantas lecciones me da.
Porque, podemos pasarnos la vida pidiendo igualdad...¿Los veis? Hay seis clases diferentes de tomates. Su forma externa es diferente y, al abrirlos también son distintos. Los veis en ese plato (solamente tres clases, que mi estómago no me permite más, siendo eso solamente el acompañamiento). Y su sabor... su sabor es tan distinto como puedan serlo una cigala y una nécora: las dos saben a mar, pero solo eso las iguala.
Dejemos de pedir igualdad: nunca seremos iguales. Pidamos respeto a la diferencia, amor a la diversidad. Y sentémonos a saborearla.