Entre mi tierra y yo hay un pacto de amor y de cuidado. Y, dicho así, suena hermoso e intelectual, pero no lo es en la medida en que pensais. Porque yo amo a mi tierra para bien y para mal, en la salud y en la enfermedad. La cuido con pasión, aunque las manos se me llenen de callos, la cavo y la freso.
Hoy tocó desbrozar. Y no creais que es un trabajo suave: es duro, no hay más que ver la herramienta que uso para saber que no hace cosquillas. Corta y tritura.
No hace mucho, ahí había patatas, que ya están guardadas para todo el invierno. Ahora toca limpieza, abonado y descanso.
Y, en el otro lado, hice "los alrededores". Aquí se llama "facer as beiras" y tiene dos sentidos, el uno referido a la agricultura en el sentido de limpiar alrededor de la finca, cortar zarzas y malas hierbas; el otro, referido al amor, andar alrededor de alguien para conquistarlo. Los dos sentidos ha tenido mi trabajo de hoy. Y, mientras yo cortaba, la tierra me enseñaba mis errores pasados:
No hacen falta palabras para amar; no es necesario decir nada; sobran los "¿qué piensas?"
a los que tan aficionadas somos las mujeres; no es necesario comprender nada en el amor:
Mientras yo cortaba, llegaba a mi el maravilloso olor de la hierbabuena al ser cortada y del laurel, como diciéndome "no preguntes, solo ,por favor, siénteme, déjate ir y siénteme".
Le hice caso y me sentí comprendida y feliz.