Así están conmigo, en estos días Isabel y Andrés.
Han llegado ayer y se irán el domingo.
Por eso entro a deciros que disculpeis mi ausencia.
Porque necesito, ya que ellos están, alimentarles , también, en cuerpo y alma. El cuerpo, es fácil: yo puse la sal y el aceite, el mar puso la lubina, el horno puso su arte y Andrés decidió el punto.
Primero pensamos que era mucho, según empezamos a comer ( a pesar de habernos entonado ya con una ración de empanada como pincho), nos dimos cuenta de que sí, podíamos.
No sé si sería el vino ( que trajeron de Murcia), pero todo estaba de muerte.
Digo, el cuerpo es fácil de alimentar, pero , el alma...
Al menos, requiere tiempo.
No os tendré olvidados: en Isabel y Andrés veo a cada uno de vosotros.
(Esa cabeza es de Isabel, en mi ordenador, entrando a visitaros)