Para que veais que no miento. Las fotos son de esta mañana, cuando, como cada día, fuí a abrirles la puerta a los caballos.
El sol, ansioso de salir, por llegar a Paradela.
La luna, resistiéndose a dejarla...
También yo, cada día, me resisto a dejarla, por una horas, para ir a trabajar a la ciudad.
¿Qué podeis reprocharme, si hasta el sol y la luna me secundan?