Mi hermana la mayor, que jamás dice un taco y se esfuerza por hablar un correcto castellano, utiliza dos palabras que no le corresponden: una es ostentóreo (aquel híbrido de Gil entre ostentoso y estentóreo) y la otra es parajoda, cuando se refiere a lo que dicen y lo que hacen los políticos.
Ésto no. Esto es una paradoja:
Cuando somos pequeños y en la juventud soñamos con llegar a ser "alguien". Pasamos media vida esforzándonos para conseguirlo. Cuando somos mayores, miramos hacia atrás y lo que de verdad nos hizo felices y añoramos es la infancia. Cuando teóricamente no éramos "nadie".
A mi me pasa, al menos. Pero también le pasa a gente con sabiduría. Os dejo los versos de Víctor Campio Pereira, poeta ourensano, perteneciente al grupo Dólmen y del que presumo haber sido compañera. Creo que no necesitan ser traducidos:
Nai (madre)
Aquelas mans
estaban feitas pra me acariñar
Aquela voz falábame
coa rumorosa música do mar
Aqueles ollos tiñan
a claridade toda da mañá
aqueles brazos eran
aqueles brazos eran un bambán
Eu era aquel rapaz.