Hay cosas de los blogs que no me gustan.
Una de ellas son los premios. Para ser más exacta,los sistemas de concesión de los premios y su creación.
Hay premios que cada uno puede inventar y adjudicar por obra y gracia de la realísima gana. Pero siempre imponiendo la condición de adjudicarlo a cinco, seis o siete personas, como cualquier cadena. (La primera en la que participé fue en los años setenta y me dió un buen dinerito: mandabas cien pesetas al primero de la lista, lo borrabas y te ponías de último, hacías tres copias y lo enviabas a tres personas, que lo enviaban a otras tres, etc. Si elegías bien a quien mandabas y nadie rompía la cadena, te llegaba una buena pasta).
Siempre fuí partidaria de la lucha, del sudor, del esfuerzo.
Siempre fuí partidaria de saber qué se valora, que se exige, cuánto tiempo. Qué cosas suman y cuales restan. Y quién es el juez y por qué.
En estas cosas no me sirve la democracia, porque yo, que no entiendo nada de arte, puedo votaros a todos como el blog más artístico.
Y puedo votaros a todos, todas las veces ¿qué valor tiene entonces el voto?
Ganará siempre el que más tiempo libre tenga y pueda recorrer la red, apuntarse a más blogs, hacerse el simpático o, simplemente, pedir.
Yo creo que el mejor premio a un blog es leerlo y comentar.
Yo me siento premiada cada día si sé que estais ahí y os interesa lo que digo, aunque sea una bobada (una parvada, se dice en mi tierra, de parvus=pequeño).
Hace ya tiempo Diego me dió un premio inolvidable: se fue al google eart y, en su blog, puso una foto de Paradela de Coles. El texto, precioso. Y, para mi "la cueva de Mairena" pasó a formar parte de mi vida.
Otro día,el señor Kaplan me dijo que Paradela estaba en el camino de Itaca. Y, "Robinson de Ítaca" se hizo para mi, destino habitual.
Así, uno por uno, os he ido metiendo a todos en mi vida, en mi hacer cotidiano. Os escucho con respeto y os hablo desde él.
Pero, por favor, no me deis más premios que vuestra lectura y vuestros comentarios.