Mientras me duele el alma, porque arde La Palma y sufren personas, animales y plantas, los telediarios daban dos noticias: que los hijos de los curas ya podrán llevar su apellido y que el juez no encontró indicios de delito aunque reconoce que Camps y compañía aceptaron regalos.
Y, en mi cabeza, que distorsiona, se fundieron ambas, como una sola.
Los sacerdotes hacen tres votos: castidad, pobreza y obediencia. En relación con la pobreza, creo que todos lo tenemos claro porque las riquezas del vaticano son de sobra conocidas, la banca vaticana también, el palo que llevó el obispado con el Forum Filatélico también y, por si fuera poco, aquí, en mi tierra, cuando alguien vive muy bien se dice "vives como un cura".
En relación con la obediencia, solamente hay que leer algo sobre la elección de Papa (el humo blanco y demás), para saber "las capillitas de poder", los teje-manejes ( de tejer=hacer urdimbres, urdir y manejar) que se traen los arzobispos, para entender su concepto de obediencia.
La castidad, de la que ya todos sabíamos (aquí se canta:" os filliños do cura chámanlle a seu pai, tío"), entre hijos no reconocidos y pederastia, pero sabíamos "soto voce", queda ( con este reconocimiento) relegada al olvido ( con lo fácil que sería dejar que se casaran en paz).
Los políticos juran su cargo. Y, en ese juramento creo que lo mínimo que prometen es ser honestos. Si por un lado acepto regalos de alguien y, por otro lado beneficio a ese alguien, aunque una cosa no se derive de otra ¿?, a los de a pié nos da mucho que pensar.
Si a los profesores no se nos permite dar clases a nuestros propios hijos ( en caso de que el centro en el que estudien haya más profesores de esa misma materia), medida sanísima, para evitar suspicacias, ¿por qué un juez no alega que no puede ser imparcial, por amistad y deja que juzguen otros? y ¿por qué, en caso de que el juez no lo haga, no hay alguien que le obligue a hacerlo?.
Porque, ¿saben, señores políticos? para la gente de a pié como yo, no pierde o gana Camps : pierden las instituciones.
Ahora sabemos que para poder recibir regalos a cambio de favores (o no), solo hay que tener amigos jueces y dedicarse a la política. Curiosamente, en Portugal presunto significa jamón, jamón de cerdo. Unan presunto y chorizo.
Conclusión a la que llegó mi distorsionada cabeza: los votos de los curas y los juramentos de los políticos tienen el mismo valor.