Llevo un tiempo metida en la poesía. Decir metida es no decir nada. Quien pueda que me entienda.
Pero soy un ser humano raro ( como todos) y necesité dejar de sentirla intelectualmente para vivirla "rusticamente".
Y, compartirla.
Salí con la máquina. Ahí estaba el pequeño racimo.
Nos miramos. Nos tocamos. Nos olimos.
Oí como se partía en mi boca. Se me derramó todo.
Me llenó de dulzura y pasó a formar parte de mi.
Eso, justamente eso era lo que yo necesitaba.