Creo que la mitad de las veces, los árboles no nos dejan ver el bosque.
Y, un caso de un mal alumno, un mal padre o un profesor sinvergüenza, enturbian al resto, miles, que no salimos en los periódicos. Y, el porcentaje será un uno por mil, pero dispara las alarmas.
Cuando hablemos de juventud loca, pensemos en nuestros hijos, en nuestros alumnos, en nuestra cercanía: esos no lo son...pues como ellos hay miles.
Hace miles de años, los viejos decían que la gente joven no respetaba nada...
A veces, mentalmente, tenemos miles de años, así de viejos somos.
La gente joven es lo que nosotros hemos querido que sea.
Yo no tengo mejores alumnos que nadie. Yo no soy mejor profesora que nadie. Yo no soy diferente ni tengo más suerte que otros...Confesadlo, docentes: por cada alumno malo ¿cuántos buenos teneis?. Como siempre, como toda la vida, alguno, de vez en cuando tiene un mal día y dice una impertinencia ( y nosotros también).
Habrá algunos que se quejen. Que miren dentro de si mismos, porque a lo mejor se les han ido las ganas...Y sus alumnos se lo notan.
Y, al final, todos deberíamos ponernos de acuerdo. Tendríamos que enseñar una sola cosa. Una.
Sabiendo esa, todas las demás les nacerán dentro.
El 25 de julio yo hice una entrada sobre un erizo. En los comentarios, Blanca Andreu me puso:
"Arquíloco de Paros, origen de la lírica griega, dijo: la zorra sabe muchas cosas; el erizo solo una, pero muy grande".
Eso quiero yo para mis alumnos, hoy se lo recalqué en clases: "Sería feliz si en este curso aprendierais a amar el conocimiento. Si consigo eso, no me importaría para nada el temario (alguno sonrió, encantado) porque, ya entendeis que si amais el conocimiento, estareis felices de haberlo aprendido".
Sí. Una sola cosa. A amar el conocimiento.