Todos tenemos pequeñas manías, hábitos cotidianos de los que la mayor parte de las veces ni nos damos cuenta, porque los hacemos de manera rutinaria. Y acaba siendo también una rutina para los que los ven, dejando de llamarles la atención.
Así me pasa con mis chicos.
El Cuco, cuando se cansa de comer, sobre las doce de la mañana, se tumba. El Chispa, harto también, se coloca a su lado, de pie.
Cuando yo estoy dentro de casa, la escena es al fondo, cerca del muro. Si ando más cerca y por fuera, procuran acercarse también. El Chispa me busca con la mirada, pero no se separa de su compañero.
Supongo que cada uno responde a una infancia diferente: el Cuco nació en una cuadra; fué un animal doméstico desde que nació. No había peligros en su entorno. El Chispa nació en las montañas, cerca del monte Pedroso , en La Cañiza. Imposible acostarse de noche. Imposible separarse de la manada... también el lobo ataca en grupo.