Si algo tiene de bueno Paradela es que hay múltiples espacios para comer, según el tiempo que haga: hoy, con un maravilloso día de sol, montamos las mesas al lado de la galería, donde el invierno es primavera. Para comer en mesas de madera hay que comer abajo o en el casino, en pesadísimas mesas inamovibles.
Y desde la galería vigilo a mi tropita (allá al fondo , las gallinas) no para controlar, sino para proteger.
También Cuco está al alcance de la vista, detrás de los mimbres.
Ahí se ve, pastando, al acercar la imagen.
Y también, acercando la imagen se ve que hay una (Liber) separada del resto ¿que hay en su minúsculo cerebro que hace que busque espacio?
Es difícil pensar...con el estómago vacío, aunque hoy me olvidé de hacer las fotos antes de empezar...
El pulpo "á feira" ya casi rematado;
Del asado, alguna ración de sobra;
Del acompañamiento patateril, los restos.
Pero la leche frita, aún sin probar,
la bica sin cortar
y ese rosconcito entero...
El homenaje es para Javier, compañero de triatlon de Abel y que hoy nos contó sus aventuras.