Todos, no. Solamente ocho. (Empezando a poner la mesa para diez, por si acaso...)
Blanquita de ternera,
empanada, zorza, lombarda, patatas fritas y yo que sé.
Porque lo verdaderamente importante, eran ellos: Pablo, con su madre y María, con su padre (un padrazo que le dijo a su madre "hoy limpié cinco culos y ninguno era mío").
La abuela y una tía abuela ejercen, felices.
Moraditos de postres, nos pusimos: bizcocho, castañas marrón glacé,
leche frita,
tarta de queso...
Y los deditos de Pablo, que perdió un calcetín, "dieron pié " a esta fotografía y al chistiño de hoy.