Llueve desde ayer al anochecer. Empezó de manera tormentosa, pero hoy sigue lloviendo mansamente. Eso me hace feliz. La tierra tiene sed de meses.
Recibo un correo pidiéndome fotos de mujer y pienso que hay mujeres que hablan de mujeres,
en mi estantería de literatura femenina...ahí teneis, hermosos libros de los que todo el mundo dice maravillas (quién osaría hablar mal de la Duras o de la Wolf, aunque a mi, esa gallega llamada Marina Mayoral me encanta, entre otros, en ese título...)
Todos están ya leídos. Deberé de buscar otro entretenimiento para este día de lluvia.
El ordenador,
con su Windows Vista a la vista,
El telediario, ahora que ya no hay aglomeraciones
Y ésto: seimpre que hay tormenta, aparece algún animalito atrapado en la piscina,
sin posibilidades de salir, porque no sabe andar cabeza abajo,
decido salvarlo de una muerte segura, por inanición
Y, en pago, me muerde.
No aprenderé nunca esa lección: volveré a liberar al erizo, al sapo, a la culebra o al ratón. Y seguiré olvidándome de poner un guante...ellos están en su derecho de defenderse por miedo. Prefiero que sea así a que tengan memoria y cada vez que les suceda algo estén esperando, tontamente, la ayuda de algún diosecillo menor.